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Leonardo
Reichel
TINTERO
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Uno
se levanta. Enciende el televisor en los canales de noticias; y
lo primero que ve es a “Terminator” en traje formal y reemplazando su
mirada imperativa y cruel por una estudiada pose paternal y casi
interesante. ¡Caracoles! La simple imagen me
parece una doble insinuación: Primera, que Arnold Schwarzenegger
busca filigreses para algún culto. Segunda, que planea
algo original, algo forastero de su autóctona imagen de hombre
violento.
El presentador de noticias explica que el actor, de origen
austriaco, acaba de presentar su candidatura formal para la gubernatura
de California, por el Partido Republicano; aprovechando la debilidad de
la imagen del gobernante demócrata Gray Davis, a quien el
aparato publicitario de los grupos más reaccionarios del Estado,
responsabilizaron por el déficit récord californiano, que
fue superior a los 38,000 millones de dólares; provocando un
referéndum revocatorio a solo nueve meses de su elección.
Davis había sido electo por voluntad
popular, por, lo que más de respetable tiene este país:
su vocación democrática. Pero ahora, la voluntad
electora de la población queda descalificada, por la atronante
intención propagandística republicana; que no han dado a
Davis el tiempo para organizar y poner en marcha su programa de
gobierno; y a quemarropa le despojan de la dirección de la
entidad más populosa de los Estados Unidos de
Norteamérica.
“Conan el Bárbaro” es un experto en resolver
situaciones irresolubles; y su fuerza es garantía de
omnipotencia; pero eso, en los estudios hollywoodenses, donde los
trucos de las computadoras y la habilidad para concretar lo
fantástico son elementos cotidianos; pero todas esas son
imágenes ilusorias, como ilusorios son los personajes que
caracteriza.
Arnold Schwarzenegger puede ser admirable por las
horas que ha dedicado de su vida, a cultivar sus músculos, sobre
una máquina ejercitadora y frente a un espejo; pero la realidad
histórica que vive California es de otra sustancia; y el
gimnasio en el que se sumerge la entidad es de circunstancias
más concretas.
California requiere hombres íntegros, de
inteligencia luminosa y voluntad constructora, para recuperar su gloria
de entidad incomparable, no de actores especializados en la
falsificación de personajes y circunstancias.
Apago el televisor. A mi lado una de mis hijas
comenta: “lo concibo más blandiendo la maza contra una multitud
de cristianos heridos, en el viejo coliseo romano; que improvisando un
estilo de gobierno en oficinas gubernativas.”
Hay ocasiones en que, por más que insista en
la calculadora y desplace sobre el papel toda forma de operaciones
aritméticas, las cuentas, sencillamente no me salen: Si en
cuatro meses hemos construido 69 racas de metal para colocar Destellos
de Cristal en el exterior de tiendas y mercados y hemos fabricado 24
racas más de madera y las hemos dispuesto por el área
metropolitana; porque actualmente solo tenemos 42. ¡Caramba!
Calculo y recuento y no me sale; un día de estos voy a terminar
por creer que alguien, se las está robando...
Y a propósito de robos; nos llega una queja
de un lector: en conocido semanario local salió publicado un
anuncio respecto a cierta “compañía” que esta ofreciendo
trabajo, en el propio domicilio del interesado, por el que
podrían ganar hasta 300 dólares diarios.
El denunciante nos comenta que, buscando
solución al problema económico de uno de sus
cuñados, quien se encuentra de paso en su casa, llamaron al
teléfono indicado en el anuncio que un individuo alto, delgado,
cabello ondulado, moreno claro y con apariencia tranquila y decente, le
visitó a su domicilio y le expuso que se trataba de un trabajo
de ensamble, para una compañía mundialmente reconocida,
pero que era necesario invertir 80 dólares en la compra del
instructivo y el material de trabajo... Para no hacer más
larga la historia, resultó que instructivo y materiales no les
fueron llevados al día siguiente; el teléfono del
“contacto” no volvió a ser contestado jamás; y cuando
llamó al semanario para cuestionar, se limitaron a decirle que
ellos no sabían nada respecto a los negocios de sus anunciantes
y le colgaron. “Lo peor -dijo el de la queja- es que el anuncio
todavía sigue saliendo a pesar de que en el periódico ya
saben que es un fraude”...
Y venció el plazo, el pasado 31 de julio,
para la encuesta realizada por el Departamento del Tesoro de Estados
Unidos, sobre la confiabilidad de las matriculas consulares y la
viabilidad de que sean aceptadas para ciertos trámites
oficiales, como de hecho viene ocurriendo en numerosas ciudades de la
Unión. En total se contabilizaron 14,990 opiniones de las
cuales 11,530 fueron en apoyo al documento consular y solo el 22.56%
fueron en contra. Menos mal, una de cal por las que van de arena
y hasta la próxima quincena.
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